martes, 19 de enero de 2010

La Teoría de la Relatividad en la antigua India, por Ramón Estrada


Indira Gandhi escribió lo siguiente sobre la conciencia científica de la India milenaria: "Lo más impresionante de la antigua India es su visión tan amplia, su confianza ante vastos espacios, y su concepción de grandes períodos de tiempo y de números astronómicos. Sólo nuestras matemáticas contemporáneas han igualado semejantes logros".

Esta descripción es muy acertada, pues hace ya miles de años en India se tenían nociones muy avanzadas sobre el universo. Era del conocimiento general que la Tierra no era plana sino redonda, que nuestro planeta no era el centro del universo sino una partícula diminuta de éste, y que su creación no fue el 23 de mayo de 5,478 a.c. (como algunos cristianos creen), sino que ha existido por miles de millones de años. Esto es impresionante si consideramos que en Occidente esos conceptos apenas se empezaron a aceptar hace unos quinientos años.

Pero la ciencia moderna ha progresado mucho, y uno de sus logros más importantes es la Teoría General de la Relatividad, de Albert Einstein. En los postulados de esta teoría se define el comportamiento del tiempo según diversas influencias. Y es sorprendente que en la literatura de la antigua India también se trate este tema.

En una de las obras clásicas de la literatura hindú, el «Bhagavata-Purana», existe un revelador pasaje que aborda el tema de la relatividad. Es la historia de un rey que se llamaba Kakudmi. El Rey estaba planeando el futuro matrimonio de su hija Revati y decidió acudir al dios Brahma para que le ayudara a elegir el cónyuge ideal de entre varios pretendientes.

Según la tradición de la India, Brahma es la deidad creadora del universo. Su vida se prolonga la duración misma del cosmos y reside en Brahmaloka—un planeta celestial donde sus habitantes poseen poderes místicos, y donde el dolor, el mal y la angustia son prácticamente desconocidos. Ahí se puede gozar de la vida mucho mejor que en la Tierra, y a pesar de ello el interés por el progreso espiritual es general.

Según nuestra historia, el rey Kakudmi llevó a Revati a Brahmaloka para tener una audiencia con Brahma y recibir su consejo. Cuando Brahma escuchó lo que el Rey decía, no pudo contener la risa y le dijo:
— ¡Oh Rey!, todos los candidatos que tenías en mente para la mano de tu hija murieron ya hace mucho tiempo. También murieron sus hijos, nietos y demás descendientes, pues han transcurrido miles de años desde que dejaste tu reino.

Ante el impacto de tal afirmación, el Rey regresó a la Tierra para encontrar desolado su antiguo reino. Al igual que los arqueólogos de la actualidad, quienes hallan civilizaciones perdidas y dilucidan los motivos de su ocaso, también Kakudmi descubrió que los habitantes de su antiguo reino lo habían abandonado ante el peligro de invasiones. Al ver todo esto, el Rey decidió entregar la mano de su hija al legendario Balarama, y se retiró a los Himalayas para vivir como un asceta en busca de la iluminación espiritual.

La forma en que el rey Kakudmi sintió la influencia del tiempo concuerda con la teoría de la relatividad de Einstein. Normalmente tenemos la impresión de que el tiempo es algo absoluto y constante. Pero la teoría de la relatividad establece que el tiempo absoluto no existe, sino que transcurre flexiblemente por factores tales como la fuerza de la gravedad y la velocidad que llevan los objetos en relación con el universo.

Para ilustrar esto tenemos el clásico ejemplo de los gemelos. Si uno de ellos viaja a la estrella más cercana del Sol en una nave espacial—yendo casi a la velocidad de la luz (300,000 kms./seg.)—culminará el viaje redondo en 22 años. Pero debido a que viaja a una velocidad tan alta, el tiempo transcurrirá en él más lento. En consecuencia, al regresar a la Tierra será doce años y medio más joven que su gemelo.

Este principio existe en la Tierra misma. Si un gemelo vive al nivel del mar, después de sesenta años será ¡seis segundos! más joven que su gemelo que vive en la montaña. La fuerza gravitacional de la Tierra hará que el tiempo transcurra en él con más lentitud. Pero esta variación es tan pequeña que nadie la percibe.

Parece que el rey Kakudmi también experimentó, en forma por demás abrupta, los enunciados de la Teoría de la Relatividad. Es probable que su velocidad rumbo a Brahmaloka, y la fuerza de gravedad de ese planeta, hayan disminuido el ritmo en que transcurría el tiempo en el Rey—en comparación con de la Tierra—al grado que vivió mucho más que sus seres queridos y súbditos.
Al analizar la historia anterior es importante observar cómo la cultura tradicional de la India, por ser esencialmente metafísica, aprovecha cualquier circunstancia para inducir al conocimiento espiritual. Comprender el comportamiento del tiempo no termina en un simple logro científico o en una idea con posibilidades comerciales, sino que sirve de catalizador para encontrar una realidad existencial superior.

La forma en la cual la sabiduría de la antigua India percibe la relatividad y el tiempo—y la relatividad del tiempo—queda muy bien expresada en el «Bhagavad-gita»:

"Quienes conocen la verdad han concluido que lo inexistente no perdura y que lo existente nunca cesa". {2-16}
Cuando la experiencia de la relatividad hizo que el Rey viera lo inexistente de su reino, él decidió buscar una realidad que no desapareciera con el tiempo.

Las escrituras sagradas de todo el mundo, y los seres evolucionados que han vivido entre nosotros, siempre han propuesto vivir una realidad interior como respuesta a la necesidad de una existencia perdurable . El reto a través de la historia ha sido saber qué medios—la meditación, el servicio desinteresado, la aceptación de un salvador, etc.—permiten a cada persona llegar a dicha verdad interior, y qué balance debe haber entre nuestra vida cotidiana y nuestra búsqueda interior.

No hay comentarios:

Publicar un comentario