martes, 19 de enero de 2010

Las tesis religiosas de Einstein, por Mark Hawthorne

Comparación de los conceptos del famoso físico sobre Dios y el alma, con las creencias hindú.

Mucha gente, principalmente teólogos, han acusado a Einstein de ser un ateo; sus detractores dicen que un científico así difícilmente podría ser religioso. Su visión religiosa no incluía a un Dios personal, lo que en la primera mitad del siglo XX equivalía a considerarlo un ateo. Pero ningún ateo pasó tanto tiempo, ni reflexionó tanto, festejando a Dios. Y quizá ningún otro científico jamás consideró tanto la relación entre ciencia y religión. Cuando le preguntaron a Einstein cómo podía ser al mismo tiempo un científico e interesarse en la religión, él contestó: "Bueno, no creo que sea definitivamente cierto que la ciencia y la religión sean unos opuestos naturales. De hecho, creo que hay una conexión muy cercana entre las dos. Es más, creo que una ciencia sin religión es débil, y una religión sin ciencia es ciega. Ambas son importantes y deben ir de la mano. Me parece que alguien que no se pregunta sobre la verdad que hay en la religión y en la ciencia, es como si estuviera muerto".

Tenemos también las cuestiones teológicas que surgieron por los descubrimientos científicos de Einstein. Por ejemplo, los filósofos hindúes frecuentemente señalan que la famosa ecuación de Einstein E=mc2 (que la masa y la energía son diferentes manifestaciones de la misma cosa), es muy similar a ciertos conceptos de la filosofía hundú.

Albert Einstein nació en una familia judía de Alemania en 1879, y sus primeros estudios fueron en una estricta escuela católica de Munich donde se inculcaba a los estudiantes el orden y la disciplina. Esta experiencia le dejó un permanente desdén por las normas y una desconfianza hacia la autoridad. Sus padres contrataron a un pariente lejano para que le instruyera los fundamentos del judaísmo y quizá compensar el catolicismo que estaba aprendiendo en la escuela primaria. Esos estudios despertaron un interés espiritual en el joven Albert y empezó a prepararse para su bar-mitzvah -- el rito religioso de los jóvenes judíos que cumplen 13 años. Él leyó con interés las obras religiosas de su fé, e incluso dejó de comer puerco. Mientras otros jóvenes soñaban con convertirse soldados e ir a la guerra, Einstein aborrecía la idea de estar en el ejército. Le dijo a sus padres: "Cuando crezca no quiero ser uno de esos pobres". Él permaneció un convencido pacifista toda su vida. Pasaba mucho tiempo en profunda reflexión, y dijo que esta costumbre le ayudaba en su trabajo científico. Einstein incluso creía que su curiosidad infantil -- que le permitía pensar sin barreras -- propició que como adulto descubriera la teoría de la relatividad.

Einstein mantuvo un profundo interés en sus estudios judíos hasta que un amigo de la familia le prestó varios libros de ciencia natural. De repente empezó a ver al mundo a través de un lente empírico. En su autobiografía escribió: "Al leer libros de ciencia popular pronto me convencí que muchas historias de la Biblia no podían ser ciertas. Eso provocó en él un pensamiento fanáticamente libre, combinado con la impresión de que el Estado le mentía a los jóvenes. Fue un descubrimiento desgarrador". Einstein le dio la espalda a la religión organizada y decidió no celebrar su bar-mitzvah; en consecuencia él dejó de ser un miembro acreditado de la comunidad judía. Esto quizá se hubiera vuelto luego un problema en caso de haber aceptado la invitación de Israel para ser su segundo presidente.

El joven Einstein pronto concentró su atención en la geometría, y encontró en el método axiomático-deductivo de Euclides una claridad y certeza nunca vistas en las instrucciones del Torah y el Talmud judíos. El paso de las matemáticas avanzadas al mundo del pensamiento filosófico fue corto y lógico. Su mente analítica y su pasión por el pensamiento avanzado le permitieron absorber fácilmente «La Crítica de la Razón Pura» de Emmanuel Kant -- una compleja obra que aborda temas de la existencia humana.

Otros aspectos de su obra – como la mutabilidad del tiempo – tienen curiosas semejanzas con las filosofías de India. A petición de Hinduism Today, quienes me dieron este encargo a pesar de mi falta de experiencia filosófica, entré al fascinante mundo de las creencias religiosas de Albert Einstein y a las consecuencias teológicas de sus descubrimientos científicos.

Einstein admiraba profundamente al filósofo holandés del siglo XVII Baruch Spinoza, cuyos escritos había descubierto a los veintitantos años. Encontró en Spinoza a un espíritu hermano. Ambos eran judíos solitarios y reflexivos que gradualmente terminaron alejados de su herencia religiosa. A Einstein le impresionó especialmente la obra principal de Spinoza, «La Ética», en la que el filósofo usó la geometría euclidiana para demostrar la validez de las ideas éticas. Spinoza argumentaba que "Dios, o la sustancia, compuesto de infinitos atributos – cada uno de los cuales expresa esencialidad eterna e infinita –, existe necesariamente. Según Spinoza, la sustancia infinita es indivisible. Spinoza escribió en « La Ética»: "Dios es Uno, y así, conforme a la naturaleza de las cosas, sólo se presenta una sustancia". Desde el punto de vista filosófico, su postura de que todo lo que existe es parte de una sustancia única recibe en la filosofía occidental el nombre de "monismo". Un concepto parecido existe en las diversas formas de la filosofía hindú.

Spinoza creía en un tipo de panteísmo (del griego pan y theos -- "todo es Dios"). Su adhesión particular al monismo, su creencia en el panteísmo, tiene paralelos con los principios de diversas escuelas hindúes de pensamiento, incluyendo la Advaita Vedanta. La perspectiva científica ordinaria es que lo único que existe es el universo físico que podemos ver y medir con nuestros instrumentos. Sin embargo, dos puntos separan de lo anterior a Spinoza, y luego a Einstein: Primero, que "lo que existe" probablemente supera la capacidad humana para percibirlo y analizarlo. Segundo, que "lo que existe" es divino, y no materia inerte.

Algunos clasifican la filosofía de Spinoza como un panteísmo modificado, en el cual se cree que Dios es la realidad subyacente a la naturaleza. En este sentido su filosofía difiere de la Advaita Vedanta de Sankara – en la que sólo Brahman es la realidad y todo lo demás es ilusión. William Reese llama en su «Diccionario de Filosofía y Religión» a la Advaita Vedanta un "Panteísmo Acósmico" -- la creencia que Dios está en el mundo manifiesto y más allá de éste, que no goza una existencia auténtica.

Pero la perspectiva de Spinoza es similar al sistema Saiva Siddhanta y a muchos otros, en que el universo es el cuerpo y la mente de Dios, y al mismo tiempo Dios trascende al universo. Es difícil comparar estas filosofías orientales y occidentales, no sólo porque usan una terminología diferente sino porque los filosofías occidentales son un producto del razonamiento mientras que las filosofías orientales depanden más de las experiencias y la visión de la meditación. También hay que considerar que a partir del siglo XVII la religión del mundo occidental estuvo sometida al ataque generalizado de las filosofías y descubirmientos que surgieron de la ciencia. En Occidente la relación entre ciencia y religión sigue siendo hostil, mientras que en Oriente no.

Por consiguiente, la visión que tenía Spinoza de la religión desactivaba de alguna manera dicha hostilidad, y daba validez a las ideas que empezaban a florecer en la mente de Einstein. Éste dijo: "Me tiene fascinado el panteísmo de Spinoza, pero admiro aun más su contribución al pensamiento moderno pues es el primer filósofo que considera uno el cuerpo y la mente, no dos cosas separadas". Einstein veía al ser humano como una sola unidad, y se mofaba del concepto de una alma que trasciende a la muerte.

Las ideas espirituales de Einstein gozaron de cierta aceptación debido a su revolucionaria obra en el campo de la física. Algunos teólogos se siniteron amenazados por sus teorías científicas. Frecuentemente se le pedía que escribiera artículos sobre religión, quizá para que demostrara que no era un ateo que intentaba desacreditar la existencia de Dios, o quizá para probar que sí lo era -- pues ambos bandos interpretaban las ideas de Einstein a su conveniencia. Estos artículos, entrevistas y ensayos son una evidencia muy buena de la filosofía de Einstein.

Hay uno, intitulado "Ciencia y Religión" -- presentado en la Conferencia sobre Ciencia, Filosofía y Religión de Nueva York en 1940, -- que ocasionó una controversia. Él escribió: "Me parece que una persona iluminada religiosamente es aquella que ha podido, lo mejor posible, librarse de los grilletes de sus deseos egoistas y se absorbe en pensamientos, sentimientos y aspiraciones a los que se aferra por su valor suprapersonal". Pasó a definir la religión como "el esfuerzo ancestral de la humanidad por volverse clara y completamente consciente de tales valores y metas, y reforzar y extender constantemente su efecto".

Einstein concluyó su presentación con una declaración sobre el conflicto entre ciencia y religión -- que según él tiene su origen en el concepto de un Dios personal. Los teólogos que asistían a la conferencia se escandalizaron, pues confundieron lo dicho por Einstein con una negación de Dios. Le preguntaron directamente si creía en Dios, a lo cual contestó: "Yo creo en el Dios de Spinoza, quien se revela en la armonía ordenada de todo lo que existe, mas no en un Dios preocupado en el destino y las actividades de los seres humanos". Una facción interpretó esto como que Einstein creía en Dios tal como ellos lo entendían. Un grupo opuesto dijo que si Einstein creía en el Dios no-personal de Spinoza era como no creer para nada en Dios.

Einstein dijo lo siguiente al intentar definir porqué y de qué manera sí era "religioso": "Traten de entender con sus rmedios limitados los secretos de la naturaleza y encontrarán que, detrás de todas las concatenaciones discernibles, subyace algo sutil, intangible e inexplicable. Mi religión es venerar a esta fuerza que está más allá de toda comprensión nuestra. En ese sentido soy, de hecho, religioso".

Alguien le pidió a Einstein que definiera a Dios. Él respondió así: "No soy un ateo, ni creo poder llamarme un panteísta. Nuestra posición es la del pequeño niño que entra a una gran biblioteca llena de libros en muchos idiomas. El niño sabe que alguien debió escribir esos libros. No sabe cómo. No entiende los idiomas en los que están escritos. El niño sospecha que hay un orden misterioso en la organización de los libros, pero no sabe cuál es. Para mí esa es la actitud que tiene hacia Dios incluso el ser humano más inteligente. Vemos al universo organizado en forma maravillosa y que obedece ciertas leyes, pero las entendemos poco. Nuestra mente limitada apenas capta la fuerza misteriosa que mueve a las constelaciones".

Einstein era contundente en su rechazo de los principios centrales de la religión occidental. Dijo: "No puedo concebir a un Dios que premia y castiga a sus criaturas, o que tiene una voluntad como la nuestra. Tampoco quiero ni puedo concebir a un individuo que sobrevive a su muerte física; que las conciencias débiles -- por miedo o egoismo absurdo -- abriguen dichos pensamientos. Yo quedo satisfecho con el misterio de la eternidad de la vida, y con ser consciente y tener un esbozo de la maravillosa estructura del mundo existente, junto con el delicado esfuerzo por comprender una porción -- aunque sea diminuta -- de la Razón que se manifiesta en la naturaleza".

El "determinismo" fue otro aspecto poco común de las creencias de Einstein, siguiendo de nuevo a Spinoza. Significa que todo evento o acontecimiento está ya determinado, o sea que no puede ser distinto a como ocurre. Para Spinoza , el sentirse libre es sólo ignorancia de las causas. Las creencias de Einstein en el determinismo fueron, en parte, su razón para no aceptar la mecánica cuántica -- la cual postula que no es posible deducir el estado futuro del universo a partir de su estado actual. Salió con su famoso dicho: "Dios no juega a los dados con el universo". Pero, a pesar de sus mejores intentos, no pudo refutar la mecánica cuántica.

Einstein resumió su filosofía en lo que llamó la "religión cósmica", caracterizada por sentir asombro y experimentar el misterio que, declaró, era la fuente de su religiosidad. En esta experiencia Dios no castiga ni premia. Aunque la religión cósmica de Einstein no incluye a un Dios personal (un Ishvara) -- pues él creía que éste fue ideado por miedo a lo inexplicable -- sí creía que "los genios religiosos de todas las épocas se han distinguido por este tipo de sentimiento religioso, libre de dogmas y de un Dios concebido a imagen del hombre; así que no puede haber iglesia alguna cuyas enseñanzas centrales estén basadas en éste". Para Einstein en ese punto se juntan la religión y la ciencia, pues la experiencia religiosa cósmica "es la fuerza más fuerte y noble detrás de la investigación científica".

Se le preguntó a Einstein si la ciencia moderna puede ofrecer revelaciones espirituales allí donde la religión organizada ha fallado. A esto contestó: "Hablando del espíritu que ilumina las investigaciones científicas modernas, opino que todas las especulaciones más finas en el ámbito de la ciencia parten de un profundo sentimiento religoso, y que sin tal sentimiento no fructificarían. También creo que este tipo de religiosidad, la cual se siente hoy en las investigaciones científicas, es la única actividad religiosa creativa de nuestra época". Einstein dijo que la ciencia no puede enseñarle al hombre la importacia de la ética y la moral por la sencilla razón de que la ciencia trata de lo que es, mientras que la ética trata de lo que debe ser.
Uno de los diálogos más famosos de Einstein ocurrió en 1930, cuando Rabindranath Tagore lo visitó en Alemania. Einstein sentía la máxima admiración por Tagore y por Mahatma Gandhi, quienes a la vez lo tenían en gran estima. Los unía su preocupación por los pobres y la situación de la condición humana. Tagore y Einstein compratían el amor por la música y la creencia de que la religión no está en los rituales y la tradición.

Pero el poeta y el físico no coincidían en un punto. Cuando Einstein dijo que estaba de acuerdo con la idea de Tagore de que la belleza es algo inseparable del hombre, pero que no creía que eso ocurría con la verdad, Tagore le preguntó: "¿Por qué no? La verdad se manifiesta a través del hombre". Después de una larga pausa Einstein simplemente contestó: "No puedo demostrar que mis conceptos sean verdad, pero esa es mi religión". Tagore declaró finalmente: "Si hay alguna verdad que no tiene una relación sensual o racional con la mente humana, no será nada mientras continuemos siendo seres humanos". Einstein contestó a esto: "¡Entonces soy más religioso que tú!".

Einstein postula en su teoría de la relatividad, E=mc2, que la masa es equivalente a la energía. Él dedujo que el espacio y el tiempo ya no son absolutos. Consideremos su teoría a la luz del sistema Vedanta de la filosofía hindú. Toda la materia del universo es el resultado de una materia primaria llamada akasha. Además, toda fuerza -- ya sea gravitacional o electromagnética -- es el resultado de una energía cósmica llamada prana. Cuando el prana actúa sobre el akasha, crea o proyecta el universo. Einstein provó así matemáticamente lo que los vedantistas sabían desde hacía mucho. Algunos teólogos han llevado la teoría de la relatividad más lejos, especulando que la equivalencia masa-energía de Einstein también da cuenta de que la energía y la materia son funciones verdaderas recíprocas de ambas. Un Dios de energía pura podría entonces convertirse en un avatar, lo cual es una doctrina aceptada por ciertos hindúes, budistas tibetanos y cristianos.

También es posible explorar el concepto de relatividad en términos del sistema de 36 tattvas, o categorías de existencia, el cual es común entre varias escuelas hindúes de filosofía. Inicia con shuddha maya, la energía espiritual pura -- la primera evolución, emanación o creación a partir de Dios. Las cinco primeras tattvas son formas de la conciencia, mientras que las siguientes siete son formas de energía magnético-espiritual que incluyen el tiempo (número 7, kala tattva). Las 24 finales consisten de energía magnética burda, e incluyen las facultades mentales, los órganos de percepción y acción, y finalmente los elementos ether, aire, fuego, agua y tierra. El sistema de tattvas también considera a la materia como una forma de energía. La principal diferencia es que parece que Einstein no hablaba en términos de conciencia como lo hacen los hindúes, y sus conceptos religiosos trataban principalmente sobre la realidad física y no sobre los ámbitos superiores de conocimiento o los mundos sutiles mencionados en los Vedas.

Einstein renunció en 1933 a su ciudadanía alemana y aceptó un puesto en Estados Unidos en el nuevo Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, Nueva Jersey. Pasó el resto de su vida como un ciudadano norteamericano en Princeton con su esposa Elsa. Vivían en una casa sencilla y casi todas las mañanas caminaba unos dos kilómetros al Instituto a trabajar en su teoría del campo unificado. Él intentaba unir todos los fenómenos para explicar la naturaleza y el comportamiento de toda la materia y energía existentes. Este trabajo causó emoción entre no-científicos tanto entonces como ahora. Paramahamsa Yogananda alabó al físico en su sutobiografía de 1946. Él escribió: "Al reducir Einstein la estructura cósmica a variaciones de una ley única, se proyecta hasta la época de los rishis que proclamaban un solo tejido en la Creación: una maya proteica.

En tiempos recientes Eknath Easwaran escribió en su comentario sobre el «Bhagavad-gita» que lo que Einstein buscaba se encuentra en el hinduísmo: "Uno de los anhelos más fervientes de Einstein era encontrar una ley suprema de la naturaleza en la que quedaran unificadas todas las leyes de la materia y la energía. Ésta es también la pregunta clave en algunos antiguos escritos sagrados hindúes. El «Mundaka Upanishad» 1.1.3 pregunta: "¿Qué es Aquello que al conocerlo se conoce todo lo demás?".

La demostración del campo unificado eludió a Einstein toda su vida, aunque la percepción de su existencia le era tan clara a él como a los rishis. Él escribió: "El ser humano es una parte del todo que llamamos ‘universo’, que está limitado por el tiempo y el espacio. Él tiene experiencia de sí mismo, de sus pensamientos y de sus sentimientos, como algo separado de todo lo demás -- en una especie de ilusión óptica de su conciencia. Esta ilusión actúa como una prisión, y hace que nos limitemos a nuestros deseos personales y al afecto de las pocas personas que están más cerca de nosotros. Nuestra misión es liberarnos de esta prisión al ampliar nuestro círculo de compasión para que abarque a todas las creaturas vivientes y a toda la belleza de la naturaleza. Nadie puede lograr esto completamente, pero el simple hecho de luchar por ello es parte de la liberación y un fundamento para la seguridad interior".

2 comentarios:

  1. Me parece excelente tu analisis.

    Vas en buen camino si usas ese tipo de pensamiento podras descubrir como supo Julio Berne que existirian submarinos y naves espaciales.

    Einstain dijo que nunca hay que dar a conoser sus fuentes de informacion para que le puedan llamar creativo.

    los vedas comntienen todo solo que en occidente queremos reinventar la rueda.

    Los astronautas salieron de el planeta gracias a las astrologia vedica de otro modo la ciencia empirica jamas los pudo aver sacado.

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  2. Me gusta lo que opinan de los Vedas! Sobre todo el Vedanta! Recomiendo los libros de Srila Prabhupada!

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